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domingo, 24 de febrero de 2013

El tamborilero del rayo


Llegaron por el aire. Mientras, yo circulaba a paso ligero de camino a casa después de una breve caminata por la colina, bordeando la ribera iridiscente. Cercana ya la alameda, al punto que se veía el diminuto islote de caseríos de piedra que era La Segur, lo ví. Revoloteaba por el aire, armado con su solemne tamboril de cabra y el flautín de tres agujeros, que le servía de batuta forjadora de rayos. Entonces, sin quererlo ni esperarlo, me fulminó una centella inerte en el horizonte que me infundió vida. Escruté detenidamente aquel ser, subido en su atril de nubes tiernas, que juzgaba a sus paisanos atemorizados e incendiaba las casas de los inocentes. Hasta que giróse de su trono inalcanzable y me observó. De sus pequeños labios surgió una vieja sonrisa, de sus ojos un candor familiar. Ante aquel panorama dantesco, reconocí que era mi abuelo, bienconocido como El Mozo, en sus horas de trabajo como duendecillo. Aquel funesto chispazo me había azorado el habla, mas con la señal de ''Vamos abuelo que anochece'' (que conjuré ayudado por el brazo), el abuelo, contemplativo de su obra, bajó de los cielos hasta llegar a mi lado en tierra. Bajé junto a él la colina recitándole los últimos versos que había escrito, antes de que llegáramos a casa y cenáramos con toda la familia.

Texto de Jordi Rodríguez Serras.
Publicado en lapiedraquehoradalalluvia.blogspot.com el 24 de febrero de 2013.

sábado, 16 de febrero de 2013

Traducció: Poema V (CATUL)

File:Flaming June, by Fredrick Lord Leighton (1830-1896).jpg

Versió original llatina: Poema V, Gaius Valerius Catullus.

Uiuamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis!
Soles occidere et redire possunt:
nobis cum semel occidit breuis lux,
nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut ne quis malus inuidere possit,
cum tantum sciat sciat esse basiorum.

Traducció catalana: Poema V, Gai Valeri Catul.

Visquem, Lèsbia meva, i estimem-nos,
i que tots els rumors dels vellards severs
els considerem un sol as!
Els sols poden morir i renèixer:
nosaltres, quan mor el curt resplendor,
dormim una nit ininterrumpuda.
Fes-me mil besades, després cent,
després altres mil, unes altres cent,
després altre cop mil, seguidament cent.
Llavors, quan ens haguem fet molts milers,
els confondrem, per no saber-ho,
perquè cap malnat ens pugui engelosir,
quan tingui notícia que han estat tants besos.

Il·lustració: ''Juny ardent'' (Flaming June, 1895, circa). Frederic Leighton.
Traducció de Jordi Rodríguez Serras.

sábado, 9 de febrero de 2013

Sé que esto es...



Caléndula, me gustan las caléndulas.
Pero hoy soy una tulipa tallada
y dormida en medio de un campo
de cuernos de luz, donde la oscuridad
no merece ni se aproxima
al deseo de unos labios dibujados en el agua.


Ilustración: Dante y Beatrice a orillas del Leteo (1889). Cristobal Rojas, pintor venezolano del siglo XIX.
Texto de Jordi Rodríguez Serras.

jueves, 7 de febrero de 2013

Benedetti inédito



Hace tres días, leyendo la página virtual del diario La Vanguardia, me encontré con una agradable sorpresa: hallaron, por ''mera casualidad'', dos poemas no editados del poeta uruguayo Mario Benedetti, los cuales se muestran a continuación; en el interior de Insomnios y duermevelas (obra del mismo autor, 2002):


La espléndida noticia se dio a conocer el 04-02-2013.

lunes, 4 de febrero de 2013

PoemA de la noche - No te detengas nunca (Pedro Salinas)


No te detengas nunca
cuando quieras buscarme.
Si ves muros de agua,
anchos fosos de aire,
setos de piedra o tiempo,
guardia de voces, pasa.
Te espero con un ser
que no espera a los otros:
en donde yo te espero
sólo tú cabes. Nadie
puede encontrarse
allí conmigo sino
el cuerpo que te lleva,
como un milagro, en vilo.
Intacto, inajenable,
un gran espacio blanco,
azul, en mí, no acepta
más que los vuelos tuyos,
los pasos de tus pies;
no se verán en él
otras huellas jamás.
Si alguna vez me miras
como preso encerrado,
detrás de puertas,
entre cosas ajenas,
piensa en las torres altas,
en las trémulas cimas
del árbol, arraigado.
Las almas de las piedras
que abajo están sirviendo
aguardan en la punta
última de la torre.
Y ellos, pájaros, nubes,
no se engañan: dejando
que por abajo pisen
los hombres y los días,
se van arriba,
a la cima del árbol
al tope de la torre,
seguros de que allí,
en las fronteras últimas
de su ser terrenal
es donde se consuman
los amores alegres,
las solitarias citas
de la carne y las alas
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Quizá te interese conocer acerca del poeta Pedro Salinas (1891-1951),
o, leer algunos poemas más del autor en el enlace siguiente de la página A media voz.
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