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jueves, 22 de marzo de 2012

Wallada, simplemente

Infanta e hija bastarda del 13º califa omeya de Córdoba, Muhammad III, y una esclava cristiana propiedad del mismo, Wallada Bint Al Mustakfi (conocida simplemente como ''Wallada'') nació en la capital al-andalusí el año 994. Murió en 1091, el mismo día que entraban los almorávides en Córdoba, alzando sus flechas contra los muros.

A una edad relativamente temprana esta singular poetisa hizo gala de un apabullante talento en poesía, siendo conocida desde su más tierna adolescencia como una eminencia en toda la Península. Además de poeta, como mujer no dejaba nada que desear, pues cumplía los designios del canon de belleza medieval musulmán:
nívea piel de serpiente blanca, flamígeros tirabuzones y cerúleos ojos.
Tal y como correspondía en la época.

File:Puerta de San Miguel de la Mezquita de Córdoba.jpg
Puerta de San Miguel de la Mezquita de Córdoba.


Wallada, Poetas Andaluces en www.poetasandaluces.com
No fue hasta que llegó a la edad de diecisiete años que decidió prescindir de tutela masculina -¡Eso es pillar arrestos, Maestra!- e inauguró un salón literario (demuestra que no es un invento de hace trescientos años, solamente) en el cual expresaba e instruía a jóvenes nobles de diferentes edades y condición en el arte de la poesía, el canto y alguna que otra sesión de ''ars amatoria'' (¿Ovidio, tal vez?).
De todas sus alumnas conocidas, destacó en concreto la también poetisa Muhya Bint Al Tayyani.

En la actualidad tan solo se han conservado para la memoria nueve poemas de Wallada. Una lástima o un consuelo, según cómo se mire, ya que la gran mayoría de estas nueve jarchillas compusieronse a la edad de veinte años, coincidiendo con el amor irrefrenable que sintió la poeta por un efebo distinguido, Ibn Zaydum. No correspondió a los sentimientos de Wallada, ¿cómo se desahogó la muchacha? Veremos más adelante.
Personalmente creo que podemos sentirnos afortunados que nos hayan sobrevivido nueve poemas, mejor que ninguno...
No obstante, cinco de éstos poemas son satíricos y con un leve regusto ácido en sus versos, dirigidos al sexo, de la forma más ladina.
Debido a esto se asoció su imagen a la de una ninfómana. El elevado número de amantes que tuvo en vida no contribuyó precisamente a limpiar esa imagen...

                                                                      I - Cuando caiga la tarde                                                                             

Cuando caiga la tarde, espera mi visita,
pues veo que la noche es quien mejor encumbre los
secretos;
siento un amor por ti, que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol, ni la luna saldría
y las estrellas no emprenderían su viaje nocturno.


II - A pesar de sus méritos, ...

A pesar de sus méritos, Ibn Zaydum ama
las varas*ª que se guardan en los calzones;
si hubieras visto el miembro*º en las palmeras,
se habría convertido en pájaro ababil. 


Nota: *ª: eufemismo (del articulista) de vergas, en la traducción oficial.
          *º: eufemismo (`` ''  ´´) de pito, en la traducción oficial.






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