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sábado, 31 de marzo de 2012

Al falso amigo, fortuito

¡Perderme lejos, lejos! Pues volaré contigo,
no en el carro de Baco con sus leopardos,
sino en las invisibles alas de la Poesía.
~John Keats~

Háblame, Auden. O tú, León, desde la máscara rota de tu existencia.
Habladme los dos en vuestras infinitas lenguas, pues la mía
está ya lejana y seca. Mas no muerta, faltaría más.
No sé lo que me falta e ignoro más de lo que tengo; mis palabras
están vacías y arcanas.

Aunque sea Primavera, mi flor ha dejado de sentir la brisa.
El rocío ya no la levanta, como mi alma de edad lenta.
Y aún así, siento la misma lena meciéndose por el almizcleño brancal
que consideran los hombres eternidad.

¿Qué puedo o debo pensar, si mi voz se aflige ante las olas?
Estas mismas alas de la libertad son las que me encierran
en una clara dríada de burbujas inquietas, y en la rápida sucesión
del día mi ego se cierra, como la luna tonta.

¿Soy un viejo que sueña a través de la juvenil obstinación?
¿Soy el poeta que duerme queriendo escribir?
¿Soy una voz dormida, que desea salir de entre sus alforjas?
¿O soy, en fin, un peregrino nato que busca su camino fuera del devaneo?
Un loco, tal vez un cuerdo.


Texto de Jordi Rodríguez Serras.

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