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martes, 18 de octubre de 2011

Poesía épica - Pentesilea y Aquiles



A la reina ardiente de ojos menudos,
armadura turgente y pecho frío,
que cayó a la orilla de Escamandro, el río.
Muerta fue por su ciego enamorado,
igualmente caballero animoso
de lanza quebrantable, ímpetu forjado
de amor y sueños líquidos.
Ambos luchadores se buscaron entre la arena,
renovando su mirada por una más nueva.
El aqueo vislumbró la onícea cabellera
de amazona, por un cenagal cercano
al centro de la ciudad medio azotada.
Ambas miradas cruzaron constelaciones perdidas.
Ambos soldados removieron sus corazones
en medio de la batalla, cercenando cabezas,
joyas y grajas haciendo muñones.
Y aquellos dos, efimeros zagales, solos
ante la maldita muchedumbre,
la cólera y el rubor los cegó por completo.
Al insaciable general se le fue la lumbre,
obnubilado por velos de hacha y espada,
el griego no vio nada más
que el grito bárbaro de la princesa,
segando más vidas que guadañas con miel.
Ambas piernas se mutilaron por deseo
e inmovilizadas por la arena, de ella surgieron
escorpiones furiosos y troyanos,
que picaron en el aqueo un beso sereno.
Ambos combatientes al fin se encontraban,
y la cólera hizo el resto.
El viento se dividia a la par que la orilla,
sosteniendo sangre sin dueño,
¡Mala guerra por un amor de ensueño!
Tanto correr, velozmente, hizo maravillas
cuanto quisieran sus hombres,
aquel hombre maravilla.
De pies veloces cómo saeta de fuego,
el rubio antaño se negaba a cesar lucha
hasta acabar con su contendiente vigoroso.
Ella, refugiada en su barbuta,
no yerró ante ningún enemigo,
mas aquel, ateniense o espartano,
con su porte agilidoso y filo índigo,
apartó a la amazona hasta cuatro paredes conyugales.
Allí, o allá, todo se redujo a nada.
Un simple anillo redujo aquel amplio espacio,
de inoportuno e imperial destino.
En un descuido, cuatro ojillos se concentraban
en un punto universal, y con sangre fría,
téngase en cuenta que de todos ellos,
ésos dos tuvieronse que retozar.
Y sin dicha ni gloria, el vencedor cayó.
La amazona se deshacía, se derrumbaba
por aciculosa bruma que le había sido injertada
dentro de su carne, inmaculada y muerta.
Mares y cielos se plañían, pues una dama
guerrera, amazona o valquiria
restaba al Inframundo con un filo en su espalda.
Pero más envenenadas surgieron aquellas manos,
las que empuñaron amorosa pica.
El casco de la amazona se le fue enretirado
por el mismo asesino que con ella habia terminado.
Él, al verse sobrecogido su corazón
ante visión de tan arrebatadora belleza,
sintióse compungido en mente y cuerpo.
De sus ojos nada más brotaron cencelladas silenciosas.
Y así se extravió de un empellón el vencido
que, aún vivo, está muerto. 

        Texto de Jordi Rodríguez Serras.


-Tengamos en cuenta que es mi primera vez a la hora de escribir un romance épico de tintes clásicos. Por ello, tal vez me equivoque en algunas referencias, pero lo que cuenta realmente (creo) es la maravilla que comporta realizar una poesía así y lo bonito de explicar una historia.-

6 comentarios:

  1. En el present poema que he exposat he intentat imitar l'estil del romanç èpic, tractant d'explicar la historia d'una part concreta del mite bèl·lic de la Guerra de Troia: La batalla de la princesa amazona Pentesila i el pèl·lide Aquil·les.

    Cal esmentar la presència de Flashforward (no em refereixo a la sèrie de TV, però), en els primers quatre versos del poema, on es mostra un salt cap endavant de la història, explicant els fets culminants. Tant és, però, si al final del
    poema es descobreix la conseqüència de la mort de Pentesilea.

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  2. Sempre m'impressiona la sonoritat dels teus versos, tallen l'aire, reboten contra les parets de la boca, tenen una força i una energia que només s'aprecia en tota la seva esplendor quan es llegeixen el veu alta.

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  3. El flashforward -que dius tu- jo el coneixia com a prolepsi, crec.
    Per ser un poema èpic m'han agradat diverses coses. El ritme és trepidant, com escau a un combat. També m'ha agradat la crítica a la guerra, a la còlera (tan pròpia d'Aquil·les) i a la fama efímera. Es nota que has llegit Homer!
    El recurs emprat a "armadura turgente y pecho frío" m'ha sorprès i agradat. Barreges els substantius i els adjectius, deu tenir un nom tècnic però no sé encara quin és. Ja investigaré...

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  4. Xavi, amb el teu permís m'apunto el ''reboten contra les parets de la boca''. ÉS BRUTAL. Ha coincidit màgicament amb uns versos d'una prenyada cadenciositat. El publicaré en breu.

    PD: Sempre és un honor rebre elogis d'algú tan especial. Mos veiem.

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  5. Joan, resulta que sí, he arribat a llegir Homer i, encara que resulti difícil d'imaginar-s'ho, no he tingut la oportunitat d'acabar la Odissea.
    Ja l'acabaré... tard o aviat.

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  6. Diuen els erudits que la composició de l'Odissea és posterior a la Ilíada. M'ho crec perquè llegint una i altra, les aventures (més aviat desventures) del pobre Odisseu són força més variades i "novel·lesques" que els inacabables combats a les portes de Troia. Segur que acabaràs llegint-la tota sencera...

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